Los rubios. Dirigida por Albertina Carri
A 13 años de su estreno, recordamos a la película con un fragmento de la entrevista realizada a la directora por Gustavo Noriega allá por el año 2009, en la publicación Estudio crítico sobre Los rubios.
"Los rubios es una película que atenta contra las reglas del Buen Recordar, contra la mnemotécnica oficial que domina los intentos de interrogar la experiencia de los años 70 en Argentina"(Alan Pauls, 2009)
-Una cosa que me llama la atención de Los rubios es la cantidad de material escrito que ha generado.
-El fin de semana pasado fue a Montevideo a dar una charla a una escuela de cine, y la chica que había preparado todo me mostró un montón de textos sobre los rubios y que yo ni sabía que existían: "¿y esto quién lo escribió?(...). Cuando me preguntan cuál es el éxito de una película, creo que el verdadero éxito es que trasciende de vos y que trasciende del momento también. Lo genial de esa película es algo que, realmente, me excede a mí, que ya no sé bien qué toqué, qué pasó...(...).
-¿ Y vos la volvés a ver? ¿Podés mirarla ajenamente?
-Mirá, la otra vez la agarré justo en la tele. Eso fue divertido. Creo que era en el canal Encuentro, que la pasaron... y fue raro, porque estaba empezada y creo que ahí fue ese cambio que te decía, cuando me reconcilié un poco con la película. La vi hasta el final y dije "Bueno, está buena (risas). Viéndola un poco así a la distancia-si es que tengo distancia real-, lo que a mí me interesa de la película es esto que vos decís, esta insolencia. Una insolencia que a mí me interesa en general, en la vida y en las películas, pero sobre todo con un tema que es tan, entre comillas, "tabú".
-Tan difícil de ser insolente.
-Sí, exacto. Yo creo que esa insolencia es política y además empezaría a evaluar: ¿por qué la película no es política?, ¿por qué decir que representar ese hecho con los playmobils no es político?, ¿por qué es visto solamente como un objeto frívolo?. En ese sentido, Alan Pauls, cuando presentó el libro, decía: "En tal caso, no hay que acusar a Albertina de que despolitizó la política, si no de que politizó la frivolidad". Me parece que es un poco eso.
-Los elementos frívolos ahora pasan a tener un significado más denso... como las pelucas mismas.
-Claro, como las pelucas mismas, o sea, esa señora con peluca diciendo suelta de cuerpo: "Eran rubios y yo le dije ´ahí están los rubios´. No sé si vas a hilar tan fino la película, también podés buscar el texto en el que Analía cuenta que una chica que estuvo en cautiverio le contó toda esa trama del recuerdo del recuerdo que dice que mi padre en cautiverio, cuando no le daban de comer, hacía huelga de hambre. Bueno, a mí me dicen que soy rubia, me pongo una peluca rubia, o sea, adopto el gesto. Y eso me parece que es extremadamente político.
-Cuándo tomaste la decisión de usar los playmobils? ¿Tiene que ver con tu experiencia al hacer Barbie?
-Tiene que ver con que a mí me gusta la animación. Soy medio apasionada, a pesar de ser una inútil, porque no tengo ninguna habilidad. En general, los animadores tienen una habilidad: o saben dibujar, o son pintores, vienen de alguna parte. No es mi caso, apenas puedo hacer unas rayas, pero siempre tuve una cierta atracción. En una instancia anterior había pensado en la plastilina por esa esa cosa de que las cosas se arman y se desarman, como relacionar el recuerdo con eso. Me pareció demasiado complejo, sobre todo porque es una película que se hizo sin producción, con dos con cincuenta, era una locura. Y en cambio, los playmobils los podía manejar yo misma. Venía ya de hacer Barbie y dije "Bueno, me mando y hago la animación yo misma". La verdad es que la decisión tiene que ver, por un lado con que son un referente de la época para todos los que tenemos una edad similar, era un juego de niños. Por otro lado, lo que me gusta de los playmobils es esa cosa como ascética que tienen, como de falta de movimiento y, específicamente, usar la animación, sea con playmobils o plastilina tiene que ver con esto...
-Se cuestionó del uso de los playmobils que son todos iguales, víctimas, represores...
-Sí, creo que es exagerado, me parece que todos sabemos quiénes son los malos y quiénes son los buenos. No me parece justificado, creo que es una mirada desmesurada. Por otro lado, los únicos playmobils que se ven son, entre comillas, los buenos. Los malos son una nave espacial, nada más. Podés pensar que adentro de la nave espacial hay un alien; quiero decir: no están representados.
-No hay milicos.
-No no. Me parece que la película se permite, dentro de esa insolencia, representar demasiadas cosas de una manera ambigua, si querés. De algún modo, esa ambigüedad es la que le da cuerpo a toda esa historia porque es con la ambigüedad de la real con la que convivimos. Los militares eran parte de esta sociedad, vivían al de la casa de mi abuela, probablemente, y eran todos rubios, además. Me parece que si no, estamos hablando de una idea muy maniquea sobre la representación: los malos tienen que tener el bigote de Hitler y los buenos estar vestidos de blanco, los buenos y los malos totalmente divididos, cuando creo que no es tan así.
-¿Y cuándo decidiste poner a una actriz? O sea, son dos instancias: una, poner una actriz, que eso es toda una decisión. Y la otra, aparecer vos. Son como dos decisiones distintas. ¿Fueron juntas?.
-No, fueron separadas. La primera decisión, que tiene que ver con lo de la actriz, me costó mucho esto de ver, encontrar una actriz que me represente, porque en realidad tenía que ver con un cierto distanciamiento que yo quería lograr...A mí me parecía que si yo me paraba frente a cámara y decía: "Bueno, mis padres fueron no sé qué, no sé cuanto, era como apelar a la lágrima fácil, para decirlo claro.
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A 13 años de su estreno, recordamos a la película con un fragmento de la entrevista realizada a la directora por Gustavo Noriega allá por el año 2009, en la publicación Estudio crítico sobre Los rubios.
"Los rubios es una película que atenta contra las reglas del Buen Recordar, contra la mnemotécnica oficial que domina los intentos de interrogar la experiencia de los años 70 en Argentina"(Alan Pauls, 2009)
-Una cosa que me llama la atención de Los rubios es la cantidad de material escrito que ha generado.
-El fin de semana pasado fue a Montevideo a dar una charla a una escuela de cine, y la chica que había preparado todo me mostró un montón de textos sobre los rubios y que yo ni sabía que existían: "¿y esto quién lo escribió?(...). Cuando me preguntan cuál es el éxito de una película, creo que el verdadero éxito es que trasciende de vos y que trasciende del momento también. Lo genial de esa película es algo que, realmente, me excede a mí, que ya no sé bien qué toqué, qué pasó...(...).
-¿ Y vos la volvés a ver? ¿Podés mirarla ajenamente?
-Mirá, la otra vez la agarré justo en la tele. Eso fue divertido. Creo que era en el canal Encuentro, que la pasaron... y fue raro, porque estaba empezada y creo que ahí fue ese cambio que te decía, cuando me reconcilié un poco con la película. La vi hasta el final y dije "Bueno, está buena (risas). Viéndola un poco así a la distancia-si es que tengo distancia real-, lo que a mí me interesa de la película es esto que vos decís, esta insolencia. Una insolencia que a mí me interesa en general, en la vida y en las películas, pero sobre todo con un tema que es tan, entre comillas, "tabú".
-Tan difícil de ser insolente.
-Sí, exacto. Yo creo que esa insolencia es política y además empezaría a evaluar: ¿por qué la película no es política?, ¿por qué decir que representar ese hecho con los playmobils no es político?, ¿por qué es visto solamente como un objeto frívolo?. En ese sentido, Alan Pauls, cuando presentó el libro, decía: "En tal caso, no hay que acusar a Albertina de que despolitizó la política, si no de que politizó la frivolidad". Me parece que es un poco eso.
-Los elementos frívolos ahora pasan a tener un significado más denso... como las pelucas mismas.
-Claro, como las pelucas mismas, o sea, esa señora con peluca diciendo suelta de cuerpo: "Eran rubios y yo le dije ´ahí están los rubios´. No sé si vas a hilar tan fino la película, también podés buscar el texto en el que Analía cuenta que una chica que estuvo en cautiverio le contó toda esa trama del recuerdo del recuerdo que dice que mi padre en cautiverio, cuando no le daban de comer, hacía huelga de hambre. Bueno, a mí me dicen que soy rubia, me pongo una peluca rubia, o sea, adopto el gesto. Y eso me parece que es extremadamente político.
-Cuándo tomaste la decisión de usar los playmobils? ¿Tiene que ver con tu experiencia al hacer Barbie?
-Tiene que ver con que a mí me gusta la animación. Soy medio apasionada, a pesar de ser una inútil, porque no tengo ninguna habilidad. En general, los animadores tienen una habilidad: o saben dibujar, o son pintores, vienen de alguna parte. No es mi caso, apenas puedo hacer unas rayas, pero siempre tuve una cierta atracción. En una instancia anterior había pensado en la plastilina por esa esa cosa de que las cosas se arman y se desarman, como relacionar el recuerdo con eso. Me pareció demasiado complejo, sobre todo porque es una película que se hizo sin producción, con dos con cincuenta, era una locura. Y en cambio, los playmobils los podía manejar yo misma. Venía ya de hacer Barbie y dije "Bueno, me mando y hago la animación yo misma". La verdad es que la decisión tiene que ver, por un lado con que son un referente de la época para todos los que tenemos una edad similar, era un juego de niños. Por otro lado, lo que me gusta de los playmobils es esa cosa como ascética que tienen, como de falta de movimiento y, específicamente, usar la animación, sea con playmobils o plastilina tiene que ver con esto...
-Se cuestionó del uso de los playmobils que son todos iguales, víctimas, represores...
-Sí, creo que es exagerado, me parece que todos sabemos quiénes son los malos y quiénes son los buenos. No me parece justificado, creo que es una mirada desmesurada. Por otro lado, los únicos playmobils que se ven son, entre comillas, los buenos. Los malos son una nave espacial, nada más. Podés pensar que adentro de la nave espacial hay un alien; quiero decir: no están representados.
-No hay milicos.
-No no. Me parece que la película se permite, dentro de esa insolencia, representar demasiadas cosas de una manera ambigua, si querés. De algún modo, esa ambigüedad es la que le da cuerpo a toda esa historia porque es con la ambigüedad de la real con la que convivimos. Los militares eran parte de esta sociedad, vivían al de la casa de mi abuela, probablemente, y eran todos rubios, además. Me parece que si no, estamos hablando de una idea muy maniquea sobre la representación: los malos tienen que tener el bigote de Hitler y los buenos estar vestidos de blanco, los buenos y los malos totalmente divididos, cuando creo que no es tan así.
-¿Y cuándo decidiste poner a una actriz? O sea, son dos instancias: una, poner una actriz, que eso es toda una decisión. Y la otra, aparecer vos. Son como dos decisiones distintas. ¿Fueron juntas?.
-No, fueron separadas. La primera decisión, que tiene que ver con lo de la actriz, me costó mucho esto de ver, encontrar una actriz que me represente, porque en realidad tenía que ver con un cierto distanciamiento que yo quería lograr...A mí me parecía que si yo me paraba frente a cámara y decía: "Bueno, mis padres fueron no sé qué, no sé cuanto, era como apelar a la lágrima fácil, para decirlo claro.
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